¿Qué sería de la era dorada del cine de corte bíblico sin el nombre de Charlton Heston? La historia del género péplum (películas de espadas y sandalias) no sería la misma sin el hombre que encarnó a Moisés, a Ben-Hur, a Marco Antonio, a Miguel Ángel y hasta a Juan el Bautista.
Charlton Heston, con su rostro de piedra, cuerpo de hombre rudo y ojos azules, conquistó “el cine santo” con títulos indispensables para aquellos fans de estos largometrajes. Gracias a las películas en las que trabajó, el intérprete podría considerarse el rey del género.
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Entre los primeros papeles de túnicas y sandalias que ejecutó Heston está el de Julio César. La historia del romano se publicó en 1950 bajo la dirección de David Bradley y el guion se basó en la obra que William Shakespeare escribió en 1599.
“La creciente ambición de Julio César es una fuente de gran preocupación para su amigo cercano Brutus. Cassius lo convence para que participe en un complot para asesinar a César, pero ambos han subestimado profundamente a Marco Antonio”, detalla la sinopsis del filme, que se muestra en la página especializada IMDB.
Dirigida por Stuart Burge, el filme se ambienta en Roma en el año 44 antes de Cristo. “Entre los patricios romanos existe el sentimiento de que la dictadura de César acabará en tiranía y, por ello, preparan una conjura para deshacerse de él. Un grupo de conspiradores encabezados por Casio y Casca consiguen que se les una Bruto y deciden acabar con la vida de Julio César”, explica Filmaffinity en su sitio.
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Dos años más tarde, el valiente y brillante Marco Antonio volvió a encontrar en Heston a la persona perfecta para que lo interpretara. Esta vez en la película Marco Antonio y Cleopatra (1972), producción en la que el actor también hizo de director. La historia está inspirada en la obra que escribió Shakespeare, en 1606.
El resumen de la película dice lo siguiente: “Durante una campaña militar en el norte de África, Marco Antonio conoce a Cleopatra, se enamora de ella y se olvida de sus responsabilidades políticas. En Alejandría recibe la noticia del destierro de su hermano Lucio y de la muerte de su esposa Fulvia, que estaban implicados en una sublevación. Entonces vuelve a Roma para unirse a Lépido y a César Octavio, que le han declarado la guerra a Pompeyo”.
Moisés, príncipe de Egipto
El gran papel de la vida de Heston llegaría cuando interpretó a Moisés en Los Diez Mandamientos, del afamado director Cecil B. DeMille, en 1956. Se dice que el cineasta eligió al actor por su parecido con la estatua de Moisés hecha por el artista italiano Miguel Ángel (a quien años más tarde el actor encarnaría en el cine).
Más allá de esa cualidad, DeMille escogió a Heston porque durante el casting lo convenció con su conocimiento sobre el antiguo Egipto y las historias bíblicas.
Entre otras curiosidades de esta película, se cuenta que Heston, además de ser Moisés, también prestó la voz para interpretar a Dios, en el momento en que se lo encuentra en la montaña sagrada y le da los mandamientos. Además, el actor permitió que su propio hijo, Fraser, fuera la versión del Moisés bebé que fue hallado en el río Nilo.
En 1957, Los Diez Mandamientos recibió siete nominaciones a los premios Óscar, en las categorías de mejor película, dirección artística, fotografía, vestuario, efectos especiales, montaje y sonido. Solo recibió la estatuilla a mejores efectos especiales. Por su parte, Heston recibió ese mismo año una nominación a los Globos de Oro por su trabajo como Moisés.
A estas alturas de la vida –y desde que se estrenó la película– no podemos imaginar a otro Moisés que no sea el de Heston. Es que no hay más opción.
Ben-Hur, el príncipe de Judea
Después del éxito de Heston y Los Diez Mandamientos, dejar al actor descansar hubiera sido algo así como un sacrilegio. Había que sacarle el jugo a su porte y talante, así que los contratos le llovieron a este hombre nacido en 1923, en Illinois, Estados Unidos.
El siguiente papel en el que trabajó en el cine péplum lo llevó, una vez más, a ser un príncipe caído en desgracia, cuya vida encontró un sentido en ayudar a los demás: Judá en la cinta Ben-Hur (1959).
El premio Óscar por fin le llegó a Heston con este papel. En 1960 se llevó el galardón a mejor actor por interpretar al hombre que lo perdió todo por causa de un error, además de recibir una nominación a los Globos de Oro.
La obra del director William Wyler muestra a Heston como un hombre rico, de una familia más que acomodada de la pobre provincia romana. Sufre de la pérdida de su madre y hermanas, termina arrestado y arrojado a una galera romana. Su camino encuentra una luz y se convierte de nuevo en un hombre respetado, apadrinado por un tribuno romano a quien le salvó la vida. Su nueva vida le ayuda a encontrar la venganza en contra de Messala, su mejor amigo de infancia.
De esta gran producción, es famosa la escena de la carrera de cuadrigas en la que se enfrentan Messala y Judá. La grabación duró tres meses en realizarse.
Una vez más, el astro del cine logró posicionarse en la preferencia del público. Hollywood, por su parte, se rindió a los pies de esta película que rompió muchos récords de la época; por ejemplo, registró el mayor presupuesto que se había invertido en una producción, con más de $15 millones de la época.
De las 12 nominaciones que obtuvo a los premios de la Academia recibió 11 estatuillas. También ganó tres Globos de Oro, así como un BAFTA.
Juan, el Bautista
En medio de las películas de corte santo, Heston participó con gran éxito en otros títulos del sétimo arte, pero, insistimos, fueron los filmes en los que se le vio usando faldas y sandalias en los que mejor le fue.
Para 1963, la pantalla grande lo vio encarnar a otro gran hombre de la historia santa: Juan el Bautista, esta vez en La historia más grande jamás contada. El personaje no era el principal, pero es sabido que Juan juega un papel de suma importancia en la misión de Jesús de Nazareth, ya que fue el encargado de darle al hijo de Dios el banderazo de salida para que iniciara con su ministerio.
En esta producción Max von Sydow fue Jesús. La dirección estuvo a cargo de George Stevens.
El filme se estrenó en 1965 y la escena épica del encuentro de Juan y Jesús en el río Jordán, antecedido por un impactante discurso del Bautista, quedará también como una de las más grandes del cine.
La producción fue nominada a cinco premios Óscar.
Miguel Ángel, el artista
Para cerrar con esta seguidilla de grandes películas de Charlton Heston, tenemos la historia que protagonizó como el artista italiano Miguel Ángel, durante el monumental trabajo de pintar el techo de la Capilla Sixtina bajo las órdenes del papa Julio II (Rex Harrison).
La agonía y el éxtasis vio la luz también en 1965, de la mano del director Carol Reed.
El diálogo entre el papa y el artista es icónico en la historia del cine: “¿Cuándo lo terminarás?”, preguntaba el pontífice, a lo que el pintor respondía: “Cuando lo termine”.
Este filme obtuvo cinco nominaciones a los Óscar y dos a los Globos de Oro. La crítica se divide en sus opiniones al respecto de la producción y de la actuación de Heston; sin embargo, fue otro hito en su carrera, eso no se puede negar.